LA
PERSPECTIVA DE GÉNERO Y CRIMINOLOGIA: UNA RELACION PROLIFICA
Norma Fuller
RESUMEN
Los
factores económicos, políticos y culturales afectan de manera diferente a
varones y mujeres y sobre todo, que el sesgo androcéntrico había conducido a
ignorar a la población femenina asumiendo que sus necesidades eran las mismas
que la de los varones.
Según se
argumenta, lo masculino ha sido identificado con lo universal, la razón y el
saber, mientras que lo femenino ocupa el lugar de la falta. En consecuencia,
las diferentes disciplinas asumían que las necesidades, intereses y
características de los varones eran generalizables para toda la humanidad, y
que las particularidades de las mujeres eran señal de inferioridad o carencia.
LOS DESVIOS DE LAS MUJERES
Los
estudios sobre criminalidad se caracterizaban por su androcentrismo, es decir, generalizaban
a partir del modelo masculino. En sentido contrario, las particularidades de
las mujeres recibían muy poca atención. Los juristas y penalistas ensayaron
diversas interpretaciones de este fenómeno. Por ejemplo, Lombroso y Ferrero
vinculaban la baja criminalidad femenina a su mayor respeto a la ley y a su
innato conservadurismo.
La
criminalidad femenina tendía a ser juzgada con mayor dureza que la masculina
porque se suponía que las mujeres que caían en esas prácticas iban contra la
naturaleza femenina y eran criaturas degradadas. La infidelidad conyugal es un
buen ejemplo de la asimetría existente entre los sexos.
CRIMEN Y PATRIARCADO
En la
década de los 60 del siglo XX, cuando el movimiento feminista impulso la
revisión de los sistemas jurídicos y penales porque, según denunciaba, estaban
fundados en la exclusión de las mujeres y en la universalidad del modelo
masculino. Los juristas feministas proponen que es necesario llenar el vacío de
género. Las criminólogas feministas dirigieron la investigación criminológica a
temas específicos como: falta de protección de las mujeres dentro del sistema
de justicia penal frente a la violencia masculina, la baja tasa de incriminación
femenina, así como sus formas de criminalidad(aborto e infanticidio), dejaron
de ser marginales e ingresaron al centro del debate.
El concepto
de patriarcado fue útil para explicar la experiencia femenina en el sistema
judicial y penal y para entender la división de sexo dentro de la ley, los procesos
criminales y la vigilancia policial.
La teoría
feminista critico el concepto de patriarcado y la idea de que existe una subordinación
que vincula a toda la población femenina porque supone que todas las mujeres
son iguales y tienen los mismos intereses. Por ello muchos militantes que
pertenecen a etnias o razas dominadas denunciaron que esta propuesta tendía a
borrar la diversidad cultural.
GÉNERO Y CRIMEN
La
perspectiva de género hace evidente que en toda sociedad existen patrones
específicos de relaciones entre hombres y mujeres. Es decir, que hombres y
mujeres tenemos roles asignados según nuestro género y estos últimos suponen
diferentes derechos y obligaciones. Las relaciones de género son también
relaciones de dominio y por lo general, los varones monopolizan las posiciones
con mayor poder y prestigio. Los primeros estudios sobre género y crimen
sugieren que las mujeres están sujetas a una serie de presiones y premios para
aceptar las reglas mientras que los hombres tienen mayores oportunidades de
soslayarlas.
En la
década de los noventa los estudios con perspectiva de género han abierto nuevos
temas y contribuido a comprender las conductas criminales de hombres y mujeres.
LAS CONDUCTAS DELICTIVAS DE LAS MUJERES
Los delitos
femeninos están directamente relacionados con los papeles atribuidos a la mujer
en la vida social. La mujer aparece más como víctima que como autora, vinculada
típicamente a la vida de familia, a los afectos, a las obseciones de la honra y
a las relaciones sexuales prohibidas. Ella no aparece como sujeto sino como
objeto, bien de agresiones o bien de disputa entre varones. Su objetivo es
demostrar que las conductas delictivas de las mujeres son racionales y siguen
objetivos, y por tanto, es necesario interrogar a las actoras y analizar su
posición social. Ponen en evidencia las mujeres están constreñidas por una
doble determinación: la clase y el género. En consecuencia, el tipo de crimen
deberá lidiar con esto dos constreñimientos.
VIOLENCIA FAMILIAR Y SEXUAL
Se enfoca
en la violencia doméstica y el abuso físico y sexual de niños. Las tasa de denuncias
son bastante menores que la violencia real.
Estudios
sucesivos documentan que una de las formas de discriminación más común es que
no se tiene en cuenta las denuncias de las mujeres porque la violencia doméstica
se considera un tema privado. Los crímenes sexuales presentan tasas de denuncia
muy bajas a causa de la vergüenza y del temor de las mujeres a enfrentar los
procedimientos policiales. De hecho, la violencia contra la mujer es tan
generalizada que ya no se la percibe como tal sino como una de las tantas
incomodidades que las mujeres deben soportar. Paradójicamente, los estudios
sobre violencia conyugal se centran en las mujeres y quienes la ejercen con más
frecuencia, los hombres, son los últimos en ser llamados a la escena.
La
violación, tanto de las mujeres capturadas como de la sociedad civil se
convierte en un acto de guerra: el poseer a las mujeres del enemigo aparece
como acto simbólico de dominación.
GÉNERO Y CULTURA POLICIAL
La cultura
policial ha sido a menudo el blanco de las críticas de las investigaciones con
enfoque de género. Según denuncian, esta última está basada en valores
machistas que privilegian la agresividad, el sexismo y el racismo. Por ejemplo:
los agentes policiales y judiciales tienden a aceptar como normal el asesinato,
las golpizas y la violación de la esposa. En sentido contrario, se ha
encontrado que las mujeres que cometen crímenes son mal vistas, no solo por el
delito cometido sino por desviarse de la norma femenina. A menudo los excesos sexuales
de las mujeres jóvenes son juzgados con rigor y las de los hombres jóvenes con
indulgencia.
La variable
género es importante para entender la conducta del cuerpo policial, es preciso
cuidarse de hacer generalizaciones apresuradas porque la cultura policial puede
ser muy variada.
La cultura
de género de los cuerpos policiales ha sido también objeto de análisis y de crítica.
Se argumenta que los valores policiales ensalzan la virilidad, el arrojo y el
dominio, todos ellos asociados con el síndrome machista.
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